28 sept 2006

A Miles Davis, in memoriam

Hoy hace quince años que Miles nos dejó. Una pérdida dolorosa para la música, la de un genio del siglo XX, que nos ha legado su música y su talento en forma de puro jazz.

Su vinculación con el cine fue inevitable. Tanto a la hora de componer partituras (improvisó para L'Ascenseur pour l'Echafaud, 1958) como para prestar sus temas para acompañar a tramas cinematográficas. Entre las películas más recientes que han contado con su inconfudible sonido destacan: Collateral (2004), The Score (2001), Finding Forrester (2000) o The Talented Mr. Ripley (1999).
También participó esporádicamente en documentales y series de televisión, destacar como anécdota su intervención en un capítulo de Miami Vice en 1985.

Cuando descubrí a Miles me emocionó tanto, que puedo afirmar, que desde entonces, su música es la banda sonora de mi vida. A la que recurro en momentos duros para congratularme con el mundo, con la que me emociono cuando la anedralina hierve por la sangre. Es la música que me acompaña cuando leo o escribo, o simplemente cuando no hago nada y me dejo llevar por sus acordes bebop o cool. Miles es la historia de un genio con su trompeta y como su sonido se clavó en lo más hondo de almas como la mía. Hoy sólo puedo recordarle con más nostalgia si cabe, pero cada día lo revivo escuchando sus notas.


Su legado parece resonar con más fuerza en estos días, con la recopilación "The Legendary Prestige Quintet Sessions", incluyendo interpretaciones inéditas. También es inminente la publicación de una nueva biografía (Dark Magus, The Jekyll and Hyde Life of Miles Davis), en esta ocasión a cargo de su hijo mayor Gregory, descubriendo su otra cara, esa menos conocida donde se debatía en momentos de sobriedad y drogadicción, luchando interiormente con su egoísmo destructivo, comparando la cara del genio y la de sus demonios.


Este mes, además, su nombre será inscrito en la galería de honor a los maestros del Hollywood Rock Walk. Y recientemente se acaba de publicar otra publicitada y sonora recopilación (Cool & Collected), dirigida al gran público, con gran repercusión en las listas de ventas. Lo que viene a demostrar su inmortalidad y el reconocimiento de un genio.

Hoy recomiendo encarecidamente buscar alguno de sus temas y dejarse llevar por el sonido de su mágica trompeta.

25 sept 2006

Feliz cumpleaños parejita

Hoy es un feliz día para esta parejita de estrellas. Michael Douglas y su esposa Catherine Zeta Jones cumplen años. Sesenta y dos para él y treinta y siete para ella. Son un radiante matrimonio, con dos hijos y con una excelente imagen de su relación, que pasean brillamente por todo el mundo. Acosados por la prensa del corazón, esta parejita nos ha dejado buenos momentos en el celuloide, aunque, claro está, cada uno por separado. Buenos actores, en ocasiones, incluso magníficos. Recuerdo con especial predilección:

El síndrome de China (1979): donde Michael encarnaba a un audaz cámara que, en pleno reportaje a una central nuclear, descubre un posible accidente. Acompañado de Jane Fonda y Jack Lemmon convierte a esta historia de intriga en una excelente película.


La joya del Nilo (1985): Sin ser una brillante película, sí se puede afirmar que Douglas encajaba a la perfección el papel de aventurero intrépido (junto a la inolvidable Kathleen Turner) perseguidos por el malvado Danny DeVito. Apta para todos los públicos e irreprochablemente divertida.


Wall Street (1987): el papel de Gordon Gekko le valió un merecido Oscar. Un hombre sin escrúpulos, ambicioso, rico y hecho a sí mismo que interpretó en la cúspide de su carrera como actor.


La máscara del Zorro (1998): supuso su lanzamiento definitivo, convertirse en una gran estrella, a pesar de un papel poco lucido en lo interpretativo y muy a la sombra de su protagonista (Antonio Banderas), al que eclipsó con su enorme belleza galesa.


Chicago (2002): bailó, cantó y brilló como nunca. Su mejor papel y también su mejor interpretación. Velma Kelly no pudo ser otra. Sorprendió a propios y extraños, y dejó a más de uno con la boca abierta. Oscar para ella.


Crueldad Intolerable (2003): sin ser una cinta muy destacable, esta comedia le encajaba como anillo al dedo, después de papeles más serios (Traffic). Junto a Clooney, hacían una pareja explosiva. Sin duda, en la que más bella luce su palmito.

22 sept 2006

Esto es un trailer


Adaptar al gran FRANK MILLER siempre es un desafío. Genera entusiasmo, intriga y emoción a partes iguales. 300 será lo próximo. Si además se presenta con un avance así, no cabe otro epíteto. Esto es un TRAILER. Que aprendan el resto.

ACTUALIZACIÓN:
Después de que la Warner retirase el trailer del enlace anterior, ahora se puede encontrar en el YouTube. Que lo disfruten.

ACTUALIZACIÓN (II): Parece que los astros se están confabulando para que el trailer no sea visto por mucha gente. Ahora dejo otro vínculo para poder verlo. Esperemos que éste si perdure algo más.

19 sept 2006

Diane Arbus


Septiembre me está causando mella. Un descenso irremediable en picado al fondo de mi psique. Un estado de autoabandono consciente. Por el gabinete parece que hubiese pasado el séptimo de caballería. Apenas se puede dar un paso sin tropezar con algo, el suelo repleto de ropa sucia, papeles, libros abandonados, botellas de whisky rotas. La única luz que existe es la que entra por la ventana y, a ciertas horas, es tan insuficiente como necesaria para perder de vista el caos donde estoy hundido.
Tras pasar la noche somnoliento dentro de la bañera vacía, me levanto y tiro de fuerzas inexistentes para mirarme al espejo. Un haz luz matinal ilumina mi cuerpo y me veo reflejado tal cual uno no quiere verse. Un adefesio horrible, con la mirada hundida entre ojeras marchitas, barba desaliñada y los labios resquebrajados. Varios días sin ingerir nada sólido. Ese es el problema, me dije. Me puse algo y me tiré a la calle. Algunos víveres y un buen trago me levantaran el ánimo.
Me pasé por la tienda de desavíos. Allí estaba "Lili", la perrita caniche que un día ayudé. Desde entonces la tendera, su dueña, me trata con más condescendencia. Me deja fiado en muchas ocasiones, incluso me condona la deuda. Quizás, le doy pena en el fondo. Cuando entré, se echó las manos a la cabeza:
–¡Hombre, por Dios! Pero, ¿qué le ocurre? ¡qué mala cara! Seguro que lleva sin comer bien mucho tiempo. Ande, que le preparo algo para que le reponga.
Empezó a llenar una bolsa con pan, fruta, verdura e incluso un par de cervezas. Me guiñó el ojo.
Yo, no tuve fuerzas para agradecerselo. Era mi salvación, era como mi madre en un momento crítico. Mientras, la perrita se me acercó. Me husmeaba entre las piernas. La acaricié.
–Oiga, Streinosequé, o como se llame, debería cuidarse un poco. Tiene usted un mal aspecto, como pocas veces le he visto. Coma algo y deje el whisky unos días. Le vendrá bien. Si quiere, pásese mañana que le daré un poco de caldo que voy a hacer. Eso resucita a un muerto. Y usted lo necesita.
–Gracias.
Fue como escuchar lo que no quieres oir. Como una bofetada bien merecida. Duele pero te aguantas. Como un muerto. Así me define y así debo parecer. Una inyección de sinceridad, una mirada de positivismo, una bolsa repleta de frescos alimentos y un par de cervezas. Media vida.
Rebusqué en el bolsillo.
–Anda, deje. Ya me lo pagará mañana cuando venga a por el caldo. No se olvide.
–Gracias.

Después de la ingesta de alimentos, el cuerpo empezó a despertarse. Me sentía algo mejor. Cansado, lleno, repleto pero el riego empezó a fluir en el cerebro. Bueno también mis intestinos retomaron su actividad. Una evacuación abundante me ayudó a relajarme completamente. Me quedé dormido.

Al caer la tarde, cuando la oscuridad se disolvía sonó el timbre. Alguien llamaba discretamente. Abrí. No me lo podía creer. Una paciente.
–Hola, doctor: soy Diane Arbus. Venía a verle.
Entonaba con voz débil una mujer guapa, pálida pero de rasgos finos y bonitos ojos.
–Adelante, por favor.
Pateé todo lo que nos estorbaba, apartando basura lo más que pude. La acompañé hasta el diván. Diane llevaba un vestido que la estilizaba. Es alta, delgada y de movimientos pausados. Tenía asida una vieja cámara de fotos. La invité a sentarse. Se tumbó lentamente. Apoyó la cámara en su vientre. En la penumbra parecía aún más relajada.
Busqué un mechero para encender unas velas.
–Bueno, dígame: ¿Qué le trae por aquí?
–Verá doctor, pronto se estrenará una película sobre mí. Un retrato imaginario, más bien. Como aclara el subtítulo ("Fur: a imaginary portrait of Diane Arbus"). Me encuentro en un envolvente estado de fascinación, de intriga por un extraño. Un vecino misterioso que me atrae y con el que me siento tremendamente fascinada.
Hizo una pausa mientras se mesaba el cabello. Cerró los ojos.
–Continúe.
–Me preocupa que se vea la película como una biografía pura y dura. Como un retrato temporal de mi vida. Cuando en realidad sólo quiero mostrar mi fantástica relación con mi nuevo vecino.
–Supongo que su fama le prevalece. Usted es una fotógrafa de prestigio. Conoce la fama y su obra es muy respetada. El espectador, en general, espererá conocer algo más sobre su interesante vida, a través de su conocida obra como documentalista. Y, si no supongo mal, se van a encontrar con un retrato más bien interior en un momento clave de su vida.
–Así es. Y eso me tiene muy agobiada. Porque sólo quiero conocer a mi extraño vecino. Es lo único que me impulsa a seguir luchando.
Su tono de voz, apenas audible, es como una concatenación de silbidos, palabras siseantes que fluyen entre sus labios, con la mirada perdida y una calma asombrosa.
–No debe preocuparse, la publicidad y el márketing ya se encargarán de aclarar qué es lo que realmente se van a encontrar los espectadores. El director es una pista fundamental. De él no se puede esperar el típico biopic y, créame, seguro que conseguirá atrapar a muchos seguidores suyos. Además de dar a conocer ese aspecto, que tanto le preocupa, de su vida. Estoy seguro que su nombre quedará bien alto.
Una lágrima brotó y se desvaneció en la mejilla. Parece, realmente una mujer atormentada.
–Marche tranquila. Busque a su extraño, descúbralo y háganos pasar un buen rato. Lo demás tiene pronta solución.
Pareció no escucharme. Se quedó allí tumbada, con los ojos cerrados. Escuchando el silencio y dejando que la oscuridad la envolviese. La dejé estar. Dejé una vela encendida y abrí la última cerveza. La esperaré recostado mientras retoma fuerzas para levantarse. Bueno, un poco de compañía nunca viene mal.



15 sept 2006

De retiradas y bienvenidas


La acuciante falta de pacientes en mi gabinete me está replanteando seriamente el hacer algo de publicidad. Pero, publicidad agresiva, en plan duro, para conseguir reflotar este barco que navega a la deriva en las últimas semanas. Para que los personajes del mundo del cine están bien centrados, sin problemas o, simplemente, que se han olvidado que existo. Así que no descarto alguna campaña del tipo "aparecer desnudo" o algo similar para atraer la atención. A muchos le funciona. En fin, siempre me queda el whisky como refugio.
Mientras, telefoneo a mi amigo White Chocolate para que me ponga al día de los últimos chismorreos. Oigo con estupor que el director galo Luc Besson anuncia su retirada del cine, para dedicarse por entero a proyectos civiles y benéficos. Buena causa sin duda, pero se hace difícil pensar que un cineasta que ha logrado gran éxito internacional y con un buen número de seguidores, abandone su carrera para centrarse en proyectos sociales. Sin duda, hoy día es algo muy digno por su parte, pero francamente dificil de asimilar. Aún más en un director que no le ha temblado el pulso dirigiendo superproducciones del tipo "El quinto elemento" o "Juana de Arco". Bueno, Besson tras su próxima película (de animación) abandona el cine. Esperemos que le vaya bien. Siendo sincero me huele a retirada como los toreros. Si. De esas que en cuanto el bolsillo aprieta se regresa al ruedo enseguida y tan anchos. Ya veremos.


Otra estrella que se retira es la actriz Juliette Lewis. En este caso, abandona su carrera cinematográfica para dedicarse por entero a la música. Canta en un grupo (The Licks) y necesita volcarse totalmente. Según ha declarado la música le parece la forma más completa para expresar su arte. Pues ya lo veremos. O mejor, ya la escucharemos. Miedo me da. Después de hacer películas como "Asesinos Natos" (con Oliver Stone), "Maridos y mujeres" (con Woody Allen) o "El cabo del miedo" (con Martin Scorsese) resulta difícil imaginar que el cine le aburra. Cierto es que últimamente no estaba cultivando su filmografía, pero nunca se sabe.


Y por último, White Chocolate me confirma que Eva Longoria ("Mujeres Desesperadas") se retira de la televisión para centrarse en el cine. Cuando acabe la popular serie, que la ha lanzado al estrellato (junto al resto del reparto), se dedicará de lleno a la gran pantalla.
Me agarraré a los pelos del pecho para no llorar.
En fin voy a ver si me hago algunas fotos en plan nudista para lo promoción. Antes me beberé todo el whisky que encuentre.

9 sept 2006

Venecia, los leones de oro y el loco de David Lych

Hoy de ha clausurado la 63ª edición de la Mostra de cine de Venecia, otorgándose los correspondientes premios del certamen, no exentos de sorpresas. El premio gordo (el león de oro a la mejor película) ha recaído en la cinta china Still Life, del desconocido realizador chino Jia Zhang-Ke. Las mejores interpretaciones fueron para Helen Mirren, por su caracterización en La Reina de Stephen Frears y para Ben Affleck por Hollywoodland, de Allen Coulter.

Hasta aquí todo dentro de la normalidad que se destila en este tipo de festivales cinematográficos. El desfile de algunas admiradas estrellas, películas de todas las cinematografías y para todos los gustos, alguna que otra sorpresa agradable no premiada y un buen puñado de imágenes con Venecia como telón de fondo. Pero, si ha habido algo realmente destacable eso ha sido la concesión del León de Oro por su carrera al genial y polémico David Lynch. Este cineasta, calificado por muchos de "loco", ha recogido con agrado el premio y ha correspondido con el estreno en primicia de su última obra Inland Empire. Lynch ha recogido el galardón entre muestras de admiración y críticas polémicas. Todo lo que necesita un genio para ser considerado como tal. Durante la proyección de su onírico film consiguió desconcertar a los más ávizados espectadores y desesperar a los críticos más excépticos. Una película sin pies ni cabeza, con un argumento que pronto se pierde en una sucesión de imágenes propias de un sueño y alejadas de cualquier lógica comprensible, además de una trama fragmentada. Estas han sido algunas de las frases que los críticos, comentaristas y reporteros han soltado tras la proyección.
Hasta aquí todo normal, con un ligero toque de sofisticada polémica. Pero, más allá del hecho de reconocer a un polémico cineasta que abusa de un cine surrealista, personal, arriesgado y alejado de los cánones del resto del cine actual, parece que definitivamente ha marcado un punto de inflexión definitivo. La película en cuestión, en la que ha estado trabajado varios años usando sofisticadas técnicas digitales y que nadie, ni su protagonista intrepretada para Laura Dern, saben de que va a aquello, ha dividido a sus espectadores en dos grupos. Sus seguidores que intentaran comprender o, al menos, gozar con el manejo convulsionado de la historia como en anteriores ocasiones, y aquellos que, definitivamente, lo tachan de loco y enfermo.

No parece exagerado esta división tan obvia, cuando en plena rueda de prensa tras la proyección (de tres hora de duración), algunos allí presentes (críticos del séptimo arte de diversos países) llegaron a preguntarle cosas como: ¿de qué va la película? Respondiendo Lynch con su peculiar ironía y sin inmutarse "se supone que tiene un sentido perfecto". Alguno más atrevido (noruego para más señas) le inquirió, tras llegar a la conclusión de que al señor Lynch le faltaba algún tornillo: ¿cómo se encuentra usted?, Lynch le respondió: "Me encuentro muy bien".
A este punto se llega cundo un cineasta es incomprendido, un artista que parece sumido en su universo y hace películas que no dejan indiferente a nadie. Puede gustar más o menos, pero no se puede negar su talento a la hora de manejar historias que convulsionan las emociones más fervientes, que lograr atrapar hipnóticamente y dejan un estado catatónico. Eso si se consigue entrar en la película, que para muchos es algo imposible. Un cineasta como Lynch, que con sus altibajos, ha conseguido convertirse en un aislado artista del séptimo arte que suele regalar imágenes absolutamente originales, con historias cautivadoras no exentas de toques surrealistas y oníricos. Los premios que ha recibido lo demuestran. Así como la legión de seguidores (entre los que me incluyo) que disfrutan con cada minuto de su cine.

6 sept 2006

Suri existe


Bueno tras mi periplo junto a White Chocolate por Los Ángeles, incluidas visitas a los night clubes y alguna que otra cogorza de antología, toca retomar las labores cotidianas. Pero parece que no me puedo quitar de encima la persecución frustrada de Suri, el bebé de actualidad (todavía) de Tom Cruise, que tuvimos que realizar. Parece que el señor Cruise no escatima en preservar esa parcela de su intimidad que tanto ríos de tinta está haciendo correr y tantos rumores haciendo circular por medio planeta.
Ahora Vanity Fair ha hecho pública la portada de su próximo número de otoño con la fotografía más esperada. La pareja Cruise-Holmes junto a Suri, su primera hija. La sesión fotográfica en cuestión le fue encargada a la prestigiosa Annie Leibovitz, que acabó de los nervios por las exigencias y el “por culo” (utilizando un lenguaje más soez y directo) que le inflingió en el trabajo de estudio. Confiesa la fotógrafa que es uno de los peores marrones que le han caído. Esperemos que la espera merezca la pena y el medio planeta que tanto ansia conocer la existencia real, el rostro y algo más del famoso retoño. Vanity Fair se asegura una suculenta tirada y la Leibovitz, su más que posible aversión perenne a la cienciología, absurda pseudoreligiosidad profesada por Tom Cruise y, a buen seguro, causa y efecto de la exigente sesión fotográfica en cuestión.
Bueno, retomaré mi rutina telefoneando a posibles pacientes (un poco de promoción no viene mal) para mi gabinete y me pondré las pilas. Al fin y al cabo como (y bebo) de este humilde antro.

3 sept 2006

La verdadera historia de Strangelove (II)

Recordar viejas historias sin dejar de beber hizo que nuestro encuentro se prolongase hasta el amanecer sin darnos cuenta. Salimos de aquel viejo bar y fuimos caminando hasta su apartamento. Allí, Steve preparó un suculento desayuno para recuperar fuerzas. Después nos dejamos caer hasta que el sueño impuso su silencio.

–¿Estás despierto ya, Strangelove?
-Casi. Resaca –le dije con los ojos entreabiertos.
Habría dormido un par de horas y mi cuerpo se negaba a ponerse en movimiento.
-Bueno hay que ponerse en marcha. Tenemos trabajo.
Steve preparó su bolsa con esmero, revisando todo el material fotográfico: objetivos, baterías, filtros… Minucioso, ordenado, sistemático… todo lo que a mí siempre me ha faltado.

Nos dirigíamos en su viejo coche hacia Venice Beach, el sol estaba apretando con justicia. Tanteé el bolsillo. Allí estaba mi petaca. Gracias que no la olvidé. Eché un trago corto. Para humedecer el gaznate. Steve me observó mientras sonreía.
Se detuvo en un gran aparcamiento, cerca del paseo. El mar al fondo reflejaba el justiciero sol de Los Ángeles.
–Tenemos que aguardar aquí. Quizá mucho tiempo. Ponte cómodo –me comentaba mientras colocaba su cámara entre las rodillas.
-¿A quién esperamos Steve?
-A un bebé. Al bebé más famoso del momento. Suri, el retoño de Tom Cruise. Su niñera paseará por aquí en busca de un poco de luz del sol para el bebé. Un soplo.
-¿Sabes Steve? Este sitio me trae viejos recuerdos. Yo paseé mucho por aquí cuando llegué la primera vez. Cuando un ilusionado aspirante a guionista se dejó seducir por esta ciudad en busca de un productor que convirtiese en realidad un sueño. Ese sueño se desvaneció.
-Bueno no del todo Strangelove. Algo conseguiste. Ya es mucho teniendo en cuenta la cantidad de personas que como tú malviven en busca de su oportunidad. Actores, actrices, técnicos, guionistas…
-Tan solo conseguí que un productor me atendiese. Que leyese mi guión y que me aconsejase. En cierto modo sí, tuve algo de suerte. Estaba sin blanca, deambulando por la playa de día y de club en club por la noche –le aclaraba mientras me secaba el sudor de la frente.
-¿Cómo fue aquello Strangelove? ¿Cómo se puso en contacto contigo?
-Mandó a alguien a buscarme a la pensión donde me alojaba. Me cogió en la cama con una resaca de órdago. Después me acompañó a Hollywood Boulevard, nada menos que a Musso’s, el famoso restaurante y allí estaba él. Uno de los productores de moda en Hollywood invitando a comer a un guionista novato. Yo no podía tragar, entre el mal cuerpo y los nervios por la situación, me dediqué a beber mientras le escuchaba. Le caí bien. No sé porqué. Quizás porque él también empezó de cero. Buscando su oportunidad. O quizás porque también empinaba el codo y entre borrachines nos apoyamos. Nos zampamos dos botellas de vino en un santiamén. Mientras, me contaba anécdotas de las peripecias en sus inicios en el negocio. No paraba de sonreir y llenarme la copa. Finalmente abordó el tema de mi guión. Fue sincero. Brutalmente sincero. El guión no le gustó. Era muy malo, con muchos tópicos y con una historia sin gancho. Fue tajante.
-Entonces, ¿por qué cojones te citó? ¿Para emborracharse con un desconocido? –me inquirió Steve, mientras no perdía ojo de alrededor.
-Bueno, eso me preguntaba yo mientras bebía y bebía. Pero al final me aclaró que la construcción de los personajes estaba bien. Vamos que me felicitó por acertar con la psicología de los protagonistas. Que eso fue lo que le llamó la atención. Pero que tendría mucho que mejorar en cuanto al resto: estructura, trama,…
Con el último trago y entre una gran carcajada me dijo que tendría que dedicarme a la psicología, que seguro que tendría más futuro. El muy cabrón. Aquello me sentó como si me hubiese tragado mi propio vómito. Pero, después, me miró a los ojos fijamente y me sugirió: si quieres puedo ayudarte. Y el resto ya lo conoces. Me quedé colocado algunas semanas con el asunto, me hundí en los infiernos de mis pesadillas, me robaron la cartera, me salvaste la vida… y me convertí en doctor en psicología, por arte de ficción. En cierto modo trabajo para el mundo del cine que es lo que siempre me ha gustado y por lo que vine aquí.

Una brisa refrescante se colaba por las ventanillas. Saqué la petaca y la liquidé de un trago. Steve ojeaba con el zoom de su cámara de vez en cuando. Parece que no hay mucha suerte con el soplo. Quizás su confidente no era fiable o, simplemente, era simpatizante de la cienciología. El caso es que el tiempo pasaba y no había rastro del bebé de Tom Cruise. O quizás su retoño era como un dios, todo el mundo sabía quien era pero nadie lo había visto. En fin, cuestión de fe.

-Y también te rebautizaste –apuntó Steve. Te cambiaste el nombre. ¿Por qué?
-Por que me acordé del maestro Kubrick, de su capacidad para ahondar en la psicología de sus personajes, y todo eso ¿sabes? Le tomé prestado el nombre al Dr. Strangelove. Como homenaje y por que una nueva etapa en mi vida merecía un nuevo nombre.
-Por cierto, cuando te conocí te presentaste como Hal, pero ese tampoco era tu nombre verdadero.
-Si, solía utilizar nombres de personajes de películas de Kubrick según con quien tratase –le aclaré.
-Ya. Escucha, nunca te lo había preguntado antes ¿cuál es tu verdadero nombre?
De repente, una joven apareció cerca de nosotros empujando un carrito de bebé. Steve agarró su cámara y empezó a disparar.

Más tarde averiguamos que no era quien esperábamos. Y, en cuanto a la pregunta, no le contesté. Esa respuesta necesitaba otro momento mejor.