Hay momentos en la vida que, casi sin buscarlo, te encuentras en la disyuntiva de tomar una decisión. Es como caminar relajado y encontrarte una bifurcación. Un cruce con dos posibilidades, ambas desconocidas, ambas con ventajas y desventajas. Pero hay que seguir caminando y, por tanto, tomar una de esas vías. El que no arriesga no gana. Eso dicen. Así que cargado de autoconfianza y buenas dosis de esperanza, he escogido un camino. Espero el correcto, aunque sin duda el que parece tiene un recorrido más largo.
Hay que seguir caminando y por tanto luchando y alcanzando nuevas metas. A por ellas voy. Desearme suerte.
A partir de ahora este blog, este querido gabinete que tantas alegrías me ha reportado, pero que tan abandonado ha estado en los últimos tiempos, será mi apoyo y mi desahogo. He ampliado el campo, pero lo importante es que comenzará a latir, y a tomarme el pulso.
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