23 nov 2006

Tom Creo y la Fuente de la Vida


Hay noches que es mejor olvidar. Sobre todo si la realidad, el sueño y una resaca descomunal se mezclan para hacerte pasar una pesadilla tortuosa. Caes derrotado en la cama y no consigues pegar el ojo. Tras girar varias veces sobre si mismo y convertir las sábanas en un amasijo de tela revuelta, agarras la almohada y te la aplastas en la cara. No hay manera. Un minuto se convierte en una hora. El primer recurso es liquidar media botella de whisky, buscando el influjo del alcohol en las venas, de esa sensación confortable y embriagante que acompaña a un sueño reparador. Pero aun así, no hay forma. Se pierde la sensación de tiempo y el subconsciente empieza a golpear la puerta. Por unos instantes parece que consigues conciliar un pequeño sueño, pero no es seguro. Quizás haya sido un segundo. O una hora. La memoria empieza a naufragar.

Unas luces oníricas empiezan a iluminarlo todo. Un leve sonido, suave pero inquietante, acompaña rítmicamente al lento movimiento de las luces, nebulosas en continua aparición y desaparición. El cuerpo parece haberse quedado inerte, suspendido en el vacío y una extraña sensación entre bienestar e inquietud aparece. De repente, todo el movimiento se acelera y empieza a girar y girar. Aquello parece el centrifugado de una gran lavadora llena de nubes de colores, el sonido se vuelve más agudo y afilado, llegando incluso a ser molesto. Una náusea empieza a asomarse a la garganta. Como si me hubiese caído de una nave espacial en pleno vuelo intergaláctico, viajando en una estrella donde el espacio y el tiempo se confunden. El sudor se adueña de mi cuerpo, que empieza a convulsionarse. No puedo gritar, no puedo ver nada, no me puedo agarrar a nada. Es como una caída libre pero sin gravedad.


De repente, cuando la presión del cerebro estaba a punto de volverme loco y estallarme en mil pedazos, la nube empieza a detenerse. Parece despejarse el horizonte y una sombra humana se va a acercando. No puedo distinguir de quien se trata, pero parece un hombre. Apenas unos segundos después, se hace el vacío. En un lugar oscuro y despejado, tan sólo estamos el extraño hombre y yo. Frente a frente. En un silencio abrumador y casi incómodo.
–Hola doctor. Soy Tom Creo.
–Hola, ¿me conoce?
–Si. Bueno, por referencias. He venido a verle. Necesito ayuda.
–Pero... si esto es un sueño –me miro las manos y casi no me reconozco. Disculpe, estoy algo confundido. Seguro cené alguna seta alucinógena y por eso...
–No se preocupe. Pronto se pasará. Venía a su gabinete porque no me encuentro bien.
–¿Qué le ocurre? Yo tampoco estoy muy fino que digamos. Estaba a punto de vomitar mi propio cerebro.
–Verá doctor. Soy científico y estoy viajando en el tiempo a dos épocas alejadas de la nuestra en busca de una auténtica quimera. Necesito encontrar el árbol de la vida.
–Tom, eso lo buscamos todos. Sólo que algunos nos conformamos con una botella de whisky después de perder el tiempo. Imagino que tendrá algún motivo importante que justifique sus viajes.
–Lo hay, doctor. Necesito salvar a mi amada.
–Vaya, ¡qué mejor motivo!
–En serio. Es algo que me tiene obsesionado y con lo que llevo luchando mucho tiempo. Como sabrá, protagonizo una película, titulada "The Fountain", que lleva mucho tiempo y muchas dificultades encima como para que, ahora, no pueda cumplir mi principal objetivo. Ya es algo que me sobrepasa y se ha convertido en mi única obsesión. Y no puedo evitarlo.
–Ese estado lo conozco bien. Muchos pasan por aquí porque sufren de esa ansiedad, justo antes de un estreno. Pero no debe preocuparse. Si además, se añade un largo periplo desde que se inicia el proyecto hasta que se pueda ver plasmado en la pantalla grande, pues sucede lo que usted sufre. Tómese un descanso. Viajar agota y si además es en el tiempo, debe estar sufriendo un jet-lag de dos pares. Márchese a casa y túmbese. Intente dormir. Una infusión, una ducha relajante y después verá todo con más claridad.
–Pero no puedo detenerme. Es una cuestión de tiempo.
–Por eso mismo. Tómese un tiempo, una pausa, para poder continuar. Además aclarará ideas y conseguirá fuerzas renovadas para continuar.

La oscuridad que nos envolvía comienza a disiparse y de nuevo las nebulosas retoman su danza giratoria. Mi cuerpo parece flotar y Tom Creo esboza un leve amago de sonrisa. Alza su mano y desaparece poco a poco. Su figura se desvanece mientras unas nubes de colores lo terminan de disipar. Parece como se me hubiese teletransportado al interior de un óleo de Van Gogh. Las náuseas ahora son más fuertes y el estómago permanece pegado a la espalda. Tras girar y girar, como una puta noria descontrolada, siento algo frío en los pies. Algo me golpea la cabeza. Estoy mojado. Todo se detiene. Me froto los ojos y cuando los abro me encuentro en la bañera. El agua fría me hace sobresaltarme. Es mi cuarto de baño. Creo que me he quedado dormido en la bañera. Me acerco al espejo. Si. Soy yo. Soy yo y otra puñetera resaca.


9 comentarios:

Mar dijo...

El título promete, a ver qué tal...
Ay doctor eso le pasa por pasarse con la bebida y no con otras cosas ;)
Besos

MalditosTacones dijo...

"...Viajar agota y si además es en el tiempo, debe estar sufriendo un jet-lag de dos pares...". Siempre brillante, Doctor.

Vuelve usted a sus orígenes, a poner de nuevo en marcha el Gabinete... Y qué delicia leerle...

Besos, muchos.

Shiba dijo...

¡Qué ganas de verla...!!!

Anónimo dijo...

Sí, así más o menos fue mi última resaca (la de anoche). Y es que no sé si la realidad supera siempre a la ficción, pero desde luego últimamente están en dura competencia... saludos.

Anónimo dijo...

Buenas, le posteo por primera vez pues acabo de entrar en esta pequeña gran comunidad de los bloggers, y solo quería hacerle partícipe de mi admiración por el suyo que sigo hace tiempo. Espero que poco a poco pueda contribuir en algo...

un saludo

Burnout. dijo...

Magnífico relato doctor. veremos como nos las apañamos para ir a verla...
Un saludo

Joan dijo...

Después de Pi y Requiem for a dream, esta no me la pierdo por nada!! Se nota que Aronofsky saborea las mieles del éxito en forma de presupuesto más abultado.

Doctor, a veces media botella no es suficiente. Una entera de mi amigo Johnnie Walker le puede hacer olvidar incluso la resaca. Vale la pena.

Saludos etílicos.

ALOMA69 dijo...

El siguiente paso es soñar con insectos y roedores, tremendas noches de pelotazo!!!

Saludos insomnes!!!

Gabriela235 dijo...

Muy bueno su relato, pero como lectora de ciencia ficción desde temprana edad le diré que el esfuerzo de su visitante es estéril, porque el presente es el resultado del pasado, haya sido cambiado o no, pero para que sea ese presente y no otro tiene que viajar al pasado tal y como lo está viviendo en el momento.
Saludos de una chilena por nacimiento y las leyes, catalana de corazón.