Todo buen borracho sabe lo difícil que es luchar en esta sociedad estandarizada, en la que reconerse bebedor parece más propio de asiduos a terapias antialcohólicas. Está mal visto, repudiado, pero lo cierto es que el alcohol es la droga más consumida, eso sí, parece que en anonimato, puesto que pocos reconocen su adicción. En un ejercicio de complacencia y sinceridad brutal, admitirse como bebedor ante los demás te sume en una subcultura marginal y se te califica, de inmediato, como una escoria, un infraser de escalafón inferior. Los bebedores sabemos nuestras propias normas, seguimos nuestro propio camino (siempre cerca de la barra de un bar) y, por eso, no nos molestan tales juicios. Ser borracho no te separa del resto del mundo. Es más te ayuda a ver el mundo con los ojos cristalinos y lúcidos que se necesita para ver la cruda realidad que existe tapada al resto. Cuando uno llega a un punto de no retorno, cae en una aguda crisis o simplemente ha perdido el norte se agarra a la botella de whisky o de vino en busca de apoyo. Y es que el alcohol puede ser, en ocasiones, un amigo que siempre te tiende su mano. Bajo el influjo de grandes dosis de whisky he llegado a encontrar esa lucidez que hace falta para sobrevivir en los momentos más amargos. Pero también hay que estar preparado para no dejarte arrastrar. En caracteres débiles, el alcohol puede ser la perdición, el final del camino del que no se puede salir y que acaba con tus huesos en la tumba.
Ser un bebedor social o solitario, como un servidor, siempre te convierte en una víctima. Pero una víctima de uno mismo.
Todo esto viene a cuento de que Hank Chinasky, un nuevo personaje al que debería ayudar en mi gabinete, ha declinado su visita finalmente. En realidad no sé si un doctor borracho como yo podría ayudarle. Chinasky, poseedor de una adicción extrema y un talento y genialidad únicos para expresar por escrito el submundo de un bebedor en esta sociedad, es uno de esos personajes a los que te tienes que rendir. Y ahora que está a punto de estrenarse Factótum, especie de biopic de Hank Chinasky, alter ego de Charles Bukowsky (para más señas), invita a sumirse en estas disquisiciones y reflexionar sobre ellas.
Y como anteriormente han hecho otras películas con protagonistas pegados a una botella de alcohol. Se me vienen a mi débil memoria cinéfila:
• Kyle Hadley (Robert Stack) en Escrito sobre el viento (de Douglas Sirk), borracho y algo playboy heredero de magnates del petróleo, que se enamora de Lucy Moore (Lauren Bacall), en una contienda llena de celos, fracasos, y frustraciones.
• Joe Clay (Jack Lemmon) y Kristen Anderson (Lee Remick) en Días de Vino y Rosas (de Blake Edwards) enamorados y sumidos en un infierno lleno de alcohol, hundidos en un pozo, atrapados por la recaídas y la degradación.
• Malcolm Lowry (Albert Finney) en Bajo el Volcán (de John Huston), alter ego de otro escritor maldito (Geoffrey Firmin), peregrinando por las tabernas de Cuernavaca en México en busca de la autodestrucción marcada por fuertes y hondos recuerdos.
• Henry Chinasky (Mickey Rourke), con guión del propio Bukowski, en El Borracho (Barfly, de Barbet Schroeder) asiduo de un bar frecuentado por vagabundos, prostitutas y otros desechos de la sociedad.
• Ben Sanderson (Nicholas Cage), en Leaving Las Vegas (de Mike Figgis) guionista despedido y hundido que decide morir lentamente, a base de alcohol en Las Vegas.
Todos han empinado el codo autoconscientes y, tras finalizar el visionado de sus películas parece que parte del alcohol destilado se nos ha introducido por las pupilas.
Brindo por todos ellos, por los que no he nombrado, por todos los borrachos del mundo y porque serlo no suponga nunca una autocensura, dejando que nuestra atormentada alma sea liberada sin tapujos.
Me voy a inocular una botella o dos de whisky. Creo que aún estoy algo sobrio.
Salud.
9 comentarios:
Excelente, simplemente bello y cruel a la vez.
brindemos...
Yo añadiría a su lista, si me permite, el William Holden de "Grupo salvaje", y el Humphrey Bogart de "La reina de África".
Si hay que añadir borrachos a su lista aquí va un personaje reciente: el genial Billy Bob Thornton en la comedia gamberra "Bad Santa".
Un abrazo etílico, Doctor.
Brindemos por Bukowski doctor. Y por su repaso a los mejores bebedores de la historia del cine.
¡Un saludo!
Espéreme esta noche en ese bar de la esquina que sabe frecuento cuando usted frecuenta.
El ron es la mejor elección, sin duda.
Estaré al fondo de la barra, con un cartel justo encima que lee: "Se busca una mujer".
Un beso carnoso.
P.D.: Mi alterego, que es un fanático empedernido de la bebida y de Bukowski, está verdaderamente fascinado con el post.
Como bebedor me quedo co Nick Nolte en su mejor peli, su propia vida real.
Añade "Días sin huella" de Billy Wilder, nunca he visto un alcohólico más patético en la gran pantalla, supera (y ya es mucho decir) al Jack Lemmon de "Días de vino y rosas".
¿sinceramente? una infinidad de aplausos y elogios para lo que escribes de los borrachos/as, en los que yo me incluyo ... acabo de ver Factotum, y he comenzado a leer un par de libros de Charles. Esta noche me iré al bar, volveré borracha, volveré a escribir dedicandoselo a ella sin que lo sepa ... solo sin que lo sepa.
p.d. me encantó leer esto.
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