15 abr 2006

Ethan Hunt


Después de unos días de obligado reposo y creyéndome ya en pleno estado de mis facultades pisé la calle en busca de aire limpio y renovado. Un largo paseo para desentumecer músculos, otear el paisaje urbano y recuperar la cotidianeidad, algo necesario después de una convalecencia. Obviamente aún no iba a pisar ningún garito ni probar alcohol hasta realmente sentir la verdadera necesidad. A mi regreso, cansado, cuando fui a echar mano de las llaves para abrir el portal un sudor frío recorrió mi nuca. No estaban allí. Donde siempre las suelo guardar. El malestar se fue agudizando tras comprobar que no había llaves, en ningún bolsillo, en ningún lado. Maldita sea. Ya se me iba a estropear el día. Mientras esperaba paciente a algún vecino que tuviera la delicadeza y la exactitud de salir o entrar, recordé que mi casera tenía un juego de llaves al que tuve que recurrir en más de una ocasión tras la correspondiente cogorza nocturna. Pero siempre solicitándolas y devueltas al instante para no escuchar sus martilleantes sermones. Por fin alguien abrió la puerta. Era, precisamente, mi casera. Me escabullí para evitarla y alcancé el pomo justo antes de que se clausurara. Ella no se percató. Ya en el rellano me alegre de que mi casera acostumbrase a dejar su puerta entreabierta para estar pendiente del tránsito de vecinos. Su vocación de portera frustrada era superior a sus fuerzas. Así que cuando pasé por delante de su felpudo, el sonido de un televisor encendido me invitaba a colarme. Necesitaba ser rápido, silencioso, sólo buscar el juego de llaves y salir disparado antes de que volviera. Puse un pié dentro y tras respirar hondo me lancé a una búsqueda desesperada. En el cajón de la entrada, en la cocina, en la sala de estar, ... no iba a ser una misión fácil. Tuve que atravesar el largo pasillo para aproximarme a su dormitorio. Otra dificultad más. El agua de la ducha caía a chorros tras la puerta del cuarto de baño. Su hija estaba allí. Por un instante me la imaginaba desnuda entre el vapor con el pelo pegado a su piel... No había tiempo de pensamientos impuros. Entré en el dormitorio y en una caja repleta de llaveros las encontré. Tenía que regresar a dejarlas antes de que ella volviese. El grifo dejó de sonar. Tragué saliva y salí de puntillas. Dejando atrás el pasillo una luz se encendió tras de mí. Allí estaba la joven que me había pillado infraganti. Miré de reojo y la ví envuelta en la toalla. Sonreía. Salí corriendo, subí las escaleras, abrí mi puerta, bajé las escaleras, entré de nuevo. Ella no estaba. Dejé las llaves con cuidado y atrás de nuevo. Misión cumplida.

Tras secarme el sudor acumulado, alguien golpeó la puerta. ¿Mi casera pidiéndome explicaciones? Abrí con precaución y me encontré a un joven vestido completamente de negro que me enseñó su blanca dentadura. Es Ethan Hunt.
-¿Puedo pasar?
-Adelante por favor. No le esperaba.
-Disculpe que me presente sin pedir cita siquiera. Necesito su atención doctor.
Ethan, siempre preparado para la acción, siempre alerta, siempre bien peinado. Toma asiento y me mira fijamente, esperando a que le preste toda mi atención. Recojo un poco mi mesa y comienzo a tomar notas.
-Cuénteme señor Hunt, ¿qué le ha traído a mi gabinete?
-Verá doctor. Estoy a punto de estrenar mi nueva entrega de Misión Imposible, ya la tercera. Y esta vez, una nueva misión me ha llevado al lejano Oriente. Nuevos enemigos, nuevas emociones, mucha acción. Hasta aquí lo que todo el mundo puede esperar. Pero en esta ocasión, he mostrado algo más de mí. Mis sentimientos, mi interior. Me he abierto para mostrarme como una persona, no sólo como un héroe como me ven todos. Y mi temor está en si eso llegará a ser entendido, captado por el espectador. Me gustaría que comprendieran un poco más mi estado de ánimo.
-Verá señor Hunt: los personajes de acción plena como el suyo siempre actúan un poco estereotipadamente. Eso es difícil de romper en una película como las que protagoniza, principalmente porque la acción es la protagonista. Casi por encima de su papel y del resto. Sus movimientos, decisiones, actuaciones y sus palabras están demasiado condicionadas por la trama, que busca en todo momento escenas espectaculares, llenas de emoción. El hecho de mostrar a su protagonista un lado más humano, íntimo, es tarea de un buen guión que pueda contrarrestar los momentos álgidos con otros que muestren ese lado más humano del héroe. Muestas de ello ha habido muchas y siempre han conseguido cautivar al espectador. Que ha vibrado con sus espectaculares intervenciones y con sus sentimientos. Ese equilibrio es perfecto para películas como la suya. Así que no debe preocuparse porque el espertador se percate de ello en mayor o menor medida. Su personaje es ya un clásico moderno y tiene una legión de seguidores, ávidos de verle en acción pero también de conocer algo más de su intimidad. No tema a que se le vea más blando, no se trata de rudeza, sino de equilibrio. Usted tiene todos los elementos para conseguirlo.
-Gracias por sus palabras doctor. Son reconfortantes. A pesar de ser la tercera entrega, las dudas siempre sobrevuelan mi estado antes del inminente estreno. Supongo que es normal.
-Ciertamente lo es, Ethan Hunt. Marche tranquilo, los cines pronto se llenarán para disfrutar con sus aventuras y descubrirán algo más de su interior.
-Hasta la vista doctor.
-Buena suerte.

Parece que la normalidad se apodera poco a poco de mi gabinete. Por cierto, tengo que hacer una copia de mi juego de llaves. Por si acaso. La aventura no está hecha para personas estáticas como un servidor.

7 comentarios:

Hombre Lobo dijo...

Resulta curioso que siempre confunda el nombre de este señor con el Ethan Hawke, a quien injustamente se le consideró por mucho tiempo el "Tom Cruise de los pobres".

Hay que ver las vueltas que da la vida, doctor.

El Miope Muñoz dijo...

"Meterse el dedo en la nariz también puede ser una aventura"
El padre de Indiana Jones.

PD: Kind Of Blue, es un momento, un sonido, un instante. El antiguo testamento del jazz. Miles, Johm, Bill, Cannonball.

¡Un saludo!

Mar dijo...

No aguanto al Cruise, algunas de sus películas sí. Otra saga de películas ¿qué les pasa a los productores, o son los guionistas, o los directores? ¡poca imaginación! ya puestos podrían hacer una peli de la serie "24".
Hay que ver, doctor, como me he metido en la acción de las llaves, si es que la vida es lo que tiene, que todo tiene su aquél...
Me alegro de la recuperación, besos.

John Trent dijo...

Pues yo si espero con ganas esta tercera parte de la saga protagonizada por Tom Cruise, al cual siempre le he considerado un buen actor y sobretodo un tio que ha sabido elegir muy bien sus papeles y llevar su carrera (aunque ahora la este cagando un poco en ese sentido por sus apariciones en tv y todo lo relacionado con la secta aquella).

Si es cierto que poco se sabe de la intimidad del personaje que interpreta en estas peliculas, es algo asi como James Bond, un heroe bastante superficial.

Esta tercera entrega, sea como sea, estoy por asegurar que va a dar varias vueltas a las dos anteriores.

Noa dijo...

Pues habrá que verla, aunque la saga de misiones imposibles no me apasionen demasiado.

Usted como siempre, metiéndose líos extraños pero haciendo geniales comentarios.

Un besito doctor.

Pablo dijo...

Su aventura de las lleves es de mucha mayor intensidad que cualquiera que las del señor Hunt.

Saludos.

Pol dijo...

Vaya aventura...te imaginaba con la cara pinatada a lo camuflaje tirado cual canelón rodante por el pasillo de la casera jaja...Aunque debido a mi morbosidad, me han faltado detalles a cerca de la vecinita....(si tiene menos de 18 no lo digas :P)

En cuanto a la pelí no me interesa...salí escarmentadísimo de la segunda entrega..aun recuerdo esas sevillanas españolas en las procesiones de semana santa sevillana...L aprimera me gustó, sí que reflejaba el ambiente de la serie y la guerra fría.

Me alegro que esté mejor, acabe de cuidarse doctor ;)

Saludos desde mi cuarto ;)